martes, 26 de febrero de 2008

Más microrrelatos

Patricia se encontraba de nuevo en la casa. Era consciente del peligro que corría enfrentándose otra vez con su enemigo.

Pero debía hacerlo.

A medida que se acercaba a la puerta, su corazón latía más y más deprisa. Ya enfrente de ella, se detuvo unos segundos y respiró profundo antes de ir a abrir la puerta.

Sus manos empezaron a sudar, su corazón parecía salirse de su cuerpo, sin que ella pudiera sujetarlo. Sus piernas temblaban cada vez más. Cada segundo que dejaba escapar se convertía en temor.

Nerviosa y completamente inmovilizada por el miedo, se dejó caer frente al marco mientras abría la puerta, quedando tendida en el suelo.

En la habitación ya no había nada, todo había desaparecido, como si se tratase de un mal sueño. Pero ella seguía allí. Ella era real.

Esther Núñez





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